Pozo de Luna abre caminos
La bodega se afianza en el promisorio mapa del vino mexicano, poniendo a San Luis Potosí en la mira de los entusiastas consumidores
San Luis Potosí proyecta la riqueza y el potencial de su cepa vitivinícola a través de una propuesta que está ganando reconocimiento de la crítica y de la industria restaurantera, pero sobre todo de los consumidores que clavan la vista con mucho interés en las etiquetas potosinas. Se trata de Pozo de Luna, bodega que como muchas otras han vivido tiempos difíciles, sorteando vicisitudes de la naturaleza y del mercado, pero que actualmente se posicionan como una de las expresiones de calidad y carácter que van tachonando en panorama del vino mexicano.
“Han sido años muy complicados en muchos sentidos. Ha sido una cadena de situaciones problemáticas, nuestros clientes han tenido muchas dificultades y eso obviamente ha repercutido en nuestros avances. Sin embargo seguimos en la línea de hacer buenos vinos, vinos de calidad, con identidad propia además de ser expresión plena del terruño. Eso desde luego ha sido un esfuerzo muy grande, pero los resultados han sido muy positivos. Lo vemos en los premios que hemos ganado, pero sobre todo en el reconocimiento que nos dan nuestros consumidores”, dice Alfredo Oria, director general de Pozo de Luna.
Desde su presentación en el mercado en 2016, Pozo de Luna ha proclamado su gusto por el trabajo entre amigos, enfocados siempre en la calidad y con el orgullo de hacer vinos que expresen la naturaleza y las condiciones propias del terruño, en Soledad de Graciano Sánchez, a las afueras de la capital potosina, San Luis Potosí.
“Este terruño que resulta característico es una de las condiciones que nos ha hecho ser diferentes de manera decisiva, sin parecernos a otros. Estamos muy cerca de la capital, como una vinícola suburbana, en un área de ex haciendas con condiciones de altitud, clima y suelo muy especiales. Es un valle muy extenso, con neblinas muy de madrugada y distintas variaciones climáticas a lo largo del día. Esto determina una expresión de las uvas muy diferente a lo que ocurre en otras regiones como Querétaro, Guanajuato y Zacatecas; con muchas diferencias y ventajas incluso frente a Parras y Baja California. Las uvas se sienten cómodas, ese es el objetivo, y todo ello se refleja en la suavidad, frescura y elegancia de nuestros vinos”, expresa Alfredo.
El otro factor relevante en el resultado final, añade, es desde luego la identidad y la filosofía de la bodega. “Trabajamos bajo la premisa de ser un bodega boutique, con una producción limitada y tintos de crianzas largas, de tal modo que al momento que nuestros vinos lleguen al mercado ya esté maduro: enfocándonos en la complejidad, para un consumo pulido, evolucionado. Ha sido un gran esfuerzo de la vinícola del cual estamos viendo generosos resultados”.
Alfredo afirma que la estirpe vitivinícola es una herencia potosina que hoy se revitaliza en una industria dinámica y pujante con el surgimiento de casi media decena de proyectos propositivos. “En el Virreinato esta tierra contó con muchos viñedos de calidad. Actualmente hay todavía una baja producción, pero lo importante de ello es que nos hemos centrado en desarrollar viñedos teniendo como eje la calidad. Es una zona productora que ya se está reconociendo precisamente por la apuesta por la calidad, expresando un estilo propio y el carácter del terruño. Son vinos que no se parecen a ningún otro del país y del mundo”.
Frente a estas notas de calidad que hoy ofrece el panorama vinícola potosino, hay también la confianza de un futuro promisorio, dado el excelente desarrollo que han tenido diversas variedades de uvas. “Variedades como la Sauvignon Blanc y la Viognier se han dado de forma estupenda. En el caso de la Syrah los resultados han sido también muy buenos y va a dar muchas más cosas buenas de qué hablar. La calidad del terruño nos da la pauta para la producción de vinos de calidad, de un Syrah auténtico, diferente al de otras regiones, no tan especiado, con estilo propio, resultado de terruños más frescos, con un carácter más balanceado. El trabajo de Joaquín Madero Tamargo como enólogo ha sido fundamental en la definición de esta empresa, que hoy también apunta a nuevos lanzamientos.
Dentro del animoso mapa de nuevas expresiones de Pozo de Luna está el próximo lanzamiento de un Gran Reserva, con 30 meses de barrica, en un blend de Malbec, Syrah y Merlot; viene también un Joven Syrah, con seis meses en barrica y con un carácter más amigable, más sencillo, mucho más frutal. Se trata de un vino menos complejo y más accesible para un público que va iniciándose en la ruta del vino. El tercer lanzamiento es un Pinot Noir, un verdadero milagro, como advierte Alfredo, que ha dado muy buenas notas en las catas de evaluación y seguramente será una atractiva novedad para los amantes del vino mexicano.
www.pozodeluna.mx