Otra ronda de Margaritas

Otra ronda de Margaritas






El Kentucky Bar & Grill es un sitio que consigna una parte esencial de la épica urbana de Ciudad Juárez

“Tengan lista su identificación porque es indispensable para entrar al bar”, espeta V. a la puerta de uno de los establecimientos más famosos de Ciudad Juárez: el Kentucky, el bar donde se rompen todas las barreras multiculturales y la frontera entre México y Estados Unidos es más bien un símbolo de hermanamiento; porque entre la ciudad fronteriza mexicana y El Paso, Texas solo hay vínculos de fraternidad económica, emotiva, cultural. “Y si le va bien a una ciudad, también le va bien a la otra”, me comenta un habitante de esta hermosa ciudad donde se respira espíritu de trabajo y las ganas de que cada día las cosas vayan mejor. ¿Y es que en realidad qué problemas hay que no se puedan resolver en un bar de tanta antigüedad como el Kentucky, donde hasta gobernantes y políticos estadounidenses han venido a mostrar su franca simpatía por nuestro país, por nuestra gente?

En un día llegan a servirse hasta mil 600 Margaritas

“¿Y qué, me van a confundir con un extranjero o supondrán que soy menor de edad?”, pienso mientras rápidamente saco mi credencial del INE para que sin voltear a verla el encargado de la entrada me dice: “Pásele”, con un gesto que me reitera que está de más una demostración de este tipo. Enseguida, un ambiente cavernario, de medias luces con notas verdosas, con atmósfera de contubernio, de complicidad, de alcagüetería propio de todo bar o cantina que se precie de tal nos envuelve: cada espacio se convierte en un rincón, en una pequeña guarida: la música se vuelve atmósfera, aire, estado de ánimo que se transforma a cada nota. Estamos en una de las catedrales mexicanas de la fiesta, del bullicio que es babel y a la vez lengua primaria con la que se transmiten alegrías, recuerdos, sueños, ilusiones, amor y más amor en cualquiera de sus sentidos.
“Todo principia y termina en el Kentucky”, dice Federico Delgado, encargado de este establecimiento, quien se acerca a nuestra mesa para contarnos la historia del lugar, como un aeda que en lugar de una lira trae entre sus manos un cuadro que resguarda algunos recortes de prensa en torno a este lugar surgido en los años 20 del siglo pasado y que tuvo su auge, como algunos otros tugurios de la época ante la Prohibición de alcohol en los Estados Unidos. Su historia ha sido contada y recontada miles de veces y los nombres de sus visitantes más famosos resuenan para que en el imaginario del lugar pudiera plasmarse una estampa similar a la del Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band: Al Capone, John Wayne, Liz Taylor, Steve McQueen; agregando a esta genealogía figuras mexicanas como Héctor Bonilla, Ximena Sariñana o María Rojo, solo por mencionar algunos, porque la lista es interminable y mucho más si es el mismo Federico Delgado quien la cuenta, porque además está llena de anécdotas, como la ocasión en que Los Tigres del Norte llegaron al Kentucky y armaron tremendo revuelo entre el público, que coreaba con ellos algunas de sus canciones más famosas.

Federico Delgado, responsable del Kentucky

“Hay noches en que estamos hasta el tope, que la gente no cabe, como cuando terminan los partidos de beisbol, la gente se viene directamente del estadio para acá. Es un día de fiesta en que tenemos lleno completo. El Kentucky es un punto obligado de visita, la gente viene a celebrar, a convivir, vienen expresamente de Estados Unidos a tomar unos tragos y la gente que llega a Ciudad Juárez procedente de otros países sabe que un lugar que no puede pasar por alto”, subraya Federico Delgado.
El Kentucky presume asimismo de ser el sitio donde Lorenzo Hernández creó el ahora celebérrimo coctel Margarita. En 1943, Hernández inventó esta bebida a solicitud de uno de sus clientes, que le pido una bebida original para agasajar a su esposa. Otras ciudades se disputan la gloria de ser la cuna del Margarita, sin embargo Federico reitera que no hay elementos para quitar ese mérito a Ciudad Juárez y al Kentucky.

Según la historia, el Margarita fue creado en 1943 por el cantinero Lorenzo Hernández

Además, resalta, los Magaritas de este bar tienen un sabor único, muy distintivo, que lo diferencia de los cocteles de otros establecimientos. El limón que se utiliza es cuidadosamente seleccionado, con una calidad que brinda el jugo ad hoc para esta preparación. Siempre se utiliza tequila Orendáin blanco, lo que también le da su carácter representativo.
“La gente disfruta mucho nuestros cocteles y tiene especial preferencia por ellos. En un día servimos hasta mil 600 Margaritas, en comparación con las 300 cervezas que se consumen en un día o las tres botellas de Buchanan’s que vendemos en ese lapso”, dice el encargado.
Otro de los atractivos históricos del Kentucky es su monumental barra de caoba, fabricada en Francia y que llegó a Ciudad Juárez procedente de Nueva Orléans. Esta pieza fue dividida en dos, dado su tamaño, y la parte complementaria se utilizó en el restaurante Tío Luis, en la Ciudad de México. Diversos objetos, ya con décadas de historia, adornan su espejo en el que la pátina del tiempo es más que evidente y casi como un mérito; entre ellas la famosa calcomanía que data de la época de la Segunda Guerra Mundial y en la que relucen las banderitas de los países aliados.
Federico habla con entusiasmo, con convicción, con pleno orgullo, cuando habla del Kentucky como una de las instituciones de Ciudad Juárez donde se han celebrado momentos íntimos y sucesos de trascendencia mundial como la conclusión de distintas guerras. Crisol de emociones, de algarabía, estruendo que permea los silencios personales para estampar un grito de júbilo colectivo que se extiende más allá de la frontera física. Todo empieza y termina en el Kentucky…y esta ronda ya se terminó, así que es momento de pedir otro Margarita.

Kentucky Club & Grill
Dir: Av. Benito Juárez 643, Centro, 32000 Cd Juárez, Chih.
Tel: 656 632 6113

Rubén Hernández

En 2015, el Vatel Club México, una de las instituciones gastronómicas más prestigiadas de nuestro país, lo distinguió como el Mejor periodista gastronómico de 2014. Ha sido editor de suplementos especiales en periódicos como Reforma y El Universal, donde tuvo a su cargo la edición de los suplementos Buena Mesa y Menú, respectivamente. A lo largo de su carrera ha participado y colaborado en diversos periódicos, como Novedades, Unomásuno, El Sol de México, El Nacional, El Financiero, Diario Monitor y 24 Horas, entre otros. Asimismo ha publicado en distintas revistas y publicaciones especializadas como Claudia, Bon Vivant, Epicur, Catadores, Golf Tournament, Hedoné y Soy Chef.