Hilo Negro, nueve historias bordadas a mano
La bodega procedente de Baja California rinde homenaje a los grandes platillos de la cocina mexicana
La bodega Hilo Negro ha crecido puntada a puntada. Desde hace 12 años ofrece caldos procedentes del Valle de Guadalupe, Baja California, “no podríamos haber escogido otro estado, porque consideramos que es el que mejor características tiene para la producción de vino”, comenta Jorge Muciño, uno de los socios de la empresa.
Este proyecto nació por el gusto hacia el vino de un grupo de amigos auto llamados La Cofradía del Santo Descorche. Ahora son nueve vinos diferentes que entrelazan la historia de esta compañía que ha pasado de ser un hobby a una de las más reconocidas del país.
El enólogo Daniel Lonnberg es quien lleva la batuta en la creación de cada monovarietal y blends que han conquistado 22 medallas en concursos internacionales, como el Concurso Mundial de Bruselas.
“Hilo negro es una invitación a probar el vino. Iniciamos con una etiqueta y vimos la necesidad de hacer nuevas. En cada capuchón viene la imagen de la puntada que le da el nombre al vino. Ahora son nueve, Invisible, Tricot, Nido de abeja, Ricrac, Zigzag, Escala, Tiara, Ribeteado y Alta Costura”, señala Muciño.
Invisible es un Sauvignon Blanc que destaca por su frescura y notas cítricas de pomelo y manzana verde. Su acidez vibrante y su carácter mineral hacen que sea una excelente opción para maridar con platillos ligeros y frescos. En esta ocasión se maridó con Aguachile de camarón, del restaurante Maíz Tinto.
Como segundo tiempo, Enmoladas, preparación del chef Ulises Palafox, se maridó con Ricrac Magnum 2018, el cual destaca por su elegancia y sabores a frutas rojas y especias, con un final aterciopelado. Tiene un perfil especiado que equilibra la intensidad de las salsas y complementa el relleno de estas.
Para los tacos de carnitas se escogió Tiara 2021, por su complejidad y notas de caramelo y vainilla, es un vino que se adapta bien a platillos ricos y con una gran intensidad de sabor. Además, el Tiara también es una buena elección para acompañar guisos de ave y estofados, gracias a su capacidad para complementar platos con sabores robustos y ricos.
La cream bruleé de mamey se vio en total armonía con Zigzag Magnum 2016, por sus notas compotadas y de caramelo que calzaron perfecto con este tradicional postre que venía acompañado de una oblea.
Fotos: Nadia Luna y cortesía
IG @hilonegrovino