Fundación Herdez viene con todo en 2023

Fundación Herdez viene con todo en 2023

Carmen Robles Beistegui, directora de Fundación Herdez, habla sobre las acciones que han generado una mayor afluencia de visitantes, tanto en sus vías digitales como en su sede en el Centro Histórico

Proactividad, interacción social y un declarado interés por preservar y difundir los fundamentos de la gastronomía mexicana en su diálogo con el mundo, son valores que distingue a Fundación Herdez, que este año celebra su 35 aniversario.

Establecida en 1988 a partir de la iniciativa de don Enrique Hernández Pons, el afable y carismático Duque de Herdez, la Fundación Herdez nació con un carácter abiertamente innovador, estableciendo una lectura humanística de la cocina mexicana en un momento en que esta disciplina guardaba un segundo y hasta un tercer orden en el panorama de la cultura en México.

El edificio de Seminario 18, en el corazón del Centro Histórico capitalino, no es solo emblema de una institución que literalmente enfrenta el vasto escenario de la cocina mexicana: sus personajes, sus ingredientes, sus testimonios, sus memorias, con la pátina febril de la Catedral Metropolitana como signo de una identidad multiforme, evolutiva, caótica, resplandeciente.

Este inmueble es también un escenario dinámico y propositivo que genera nuevas lecturas del pasado y del presente de la gastronomía en México, abriendo nuevos tablados y articulándose de nobles artificios para hacer de esta lectura un patrimonio compartido para mexicanos y extranjeros.

Carmen Robles Beistegui, directora de Fundación Herdez, con Xolín, la mascota de Fundación Herdez

Abogada del carrera, y con una vasta experiencia en el ámbito editorial y de la promoción cultural, Carmen Robles Beistegui dirige la Fundación desde 2021, impulsando una renovación en el discurso de la institución, de manera que más gente conozca y disfrute de las experiencias que ofrece en torno a la cocina mexicana y su devenir histórico.

“La Fundación Herdez es una institución de mucho prestigio, un puntal en la preservación del conocimiento en torno a nuestra cocina. Es una labor que queremos seguir impulsando, ahora con el desarrollo de ideas novedosas y la integración de sangre nueva a este gran proyecto creado por el Duque de Herdez”, dice Carmen.

Detalle de la Biblioteca de la Gastronomía Mexicana de Fundación Herdez

El edificio de la Fundación posee una ubicación envidiable, en el llamado Primer Cuadro Capitalino, a un costado de Palacio Nacional. Es un punto de fácil y reconocible acceso; sin embargo sus horarios y actividades están en buena medida supeditadas a las regulaciones y eventos gubernamentales.

Detalle del.Museo Galería Nuestra Cocina

Como en otros tantos sectores, 2021 fue para la Fundación Herdez un año sin actividades presenciales. “Me la pasé enlazada con mi equipo vía virtual, con mucho entusiasmo, con muchas ideas para mantenernos vigentes, y también desarrollando nuevas opciones de comunicación y promoción del gran acervo que poseemos”, explica.

El equipo de la Fundación Herdez tenía claro el gran prestigio de la institución, pero también tenía claro que el interés por sus servicios se limitaba a un segmento de cocineros, estudiantes e investigadores especializados.

Material bibliográfico sobre cocina prehispánica

Consciente de la importancia de subirse al tren de la innovación tecnológica, Fundación Herdez se enfocó a labores como la digitalización de una parte significativa de su vasto acervo bibliográfico de más de 6 mil volúmenes, el más rico de América Latina en su rubro.

Esta apertura digital de su biblioteca determinó que más gente conociera la Fundación y accediera a un área primordial de su acervo.
Del mismo modo, se sumaron a la difusión y el análisis de la evolución de la cocina mexicana a través de varias cápsulas videográficas, además de sumarse en esta dinámica a efemérides como los 200 años del chile en nogada.

Fundación Herdez promueve la cultura gastronómica en México

“Queremos reforzar a cada momento la presencia de esta institución creada con tanta pasión por el Duque de Herdez”, expresa con entusiasmo Carmen.

Una de las actitudes que han caracterizado al equipo de la Fundación Herdez ha sido el interés por promover todo lo que ofrece la institución, sin importar el área en la que trabajan sus integrantes.

“El interés por conocer más sobre nuestro patrimonio viene de la misma actitud que tomemos para difundirlo. No se trata solo de conocer, sino también de ocuparnos de hacer que la gente quiera saber más al respecto.

“La gente de la Fundación no te habla solo del segmento en la que trabaja: la idea es que si estás en la biblioteca te animes a conocer el museo y el centro de interpretación, y así, en todos los sentidos. No queremos que los visitantes se vayan sin conocer todo lo que tiene y ofrece la institución”, explica.

Así, la impresionante biblioteca a cargo de Alejandro Portilla, que en 2022 cumplió sus primeros 25 años,.es un punto de cultura viva no solo destinado a estudiosos e investigadores, sino también a un público en general que puede conocer algunas de las ediciones de mayor relevancia en la bibliografía de la cocina mexicana.

Esto incluye materiales como El Cocinero Mejicano, de 1831, para el cual la Fundación produjo una exhibición particular, incluyendo una edición facsimilar, de manera que los visitantes puedan apreciar la obra, sin riesgo de que haya un daño para la edición original.

El regreso a la normalidad, o la nueva normalidad, fue difícil, entediendo también que a partir del objetivo de extender la presencia de la Fundación hacia falta hacer importantes renovaciones en aŕeas estratégicas, como el Museo Galería Nuestra Cocina.

“Nos dimos cuenta de que el concepto del Museo ya estaba anticuado. En su momento el tema de las interacciones fue muy novedoso, pero ya era algo pasado de moda; además de que había que replantear los mensajes, el lenguaje, la forma de comunicar la historia, de manera que la entendieran todos, de los niños y un público adulto de formación media”, precisa Carmen.

El trabajo museográfico del despacho Luciérnaga cristalizó en un puesta en escena más fresca, actual y descriptiva, fácil de leer y entender en un breve pero puntual paseo por la historia de la cocina mexicana, desde la época prehispánica, pasando por la Colonia y el México prerrevolucionario y culminando con el vistoso montaje de la cocina del “milagro mexicano”, de la modernidad de la mitad del siglo XX.

Presentan en este montaje envases, empaques, latas y diversos objetos de Herdez, marca que precisamente fue y sigue siendo parte de la reinvención alimentaria en los hogares mexicanos.

“La gente disfruta mucho de este espacio: se convierte en algo muy cercano, ya que reconocen mucho de su historia, de su familia, de nuestro pasado común. Además desde el ventanal de este salón se tiene una de las vistas más completas del Zócalo, para mí incluso mejor que la que se tiene desde la terraza”, comenta Carmen.

Un punto esencial de las actividades de la Fundación Herdez, es el Centro de Interpretación, a cargo de la chef Monserrat Castillejos Pichardo, y que precisamente es el escenario donde se expresan y se promueven de manera práctica las diversas expresiones de la cocina mexicana: de lo dulce a lo salado, de lo más cotidiano y coloquial hasta las creaciones realizadas por los profesionales de la cocina.

Carmen expresa que los cursos y talleres que se realizan en este Centro ha ganado mucho interés entre los amantes de la cocina, ya que es un acercamiento práctico a los sabores de México, destacando el valor de su origen y su historia.

“Son cursos con un cupo muy reducido, ya que se trata de dar la mejor y mayor atención a los asistentes. Realizamos actividades de distinta índole. Hemos apoyado, por ejemplo, a la Fundación Daunis Gente Excepcional, con la venta de sus tamales. El público nos visita y apoya con la compra de tamales producidos por los miembros de esta asociación.

“Tenemos alianzas con organizaciones como Mexipan, lo que nos permite organizar talleres con importantes figuras de la industria, como es el caso del chef Irving Quiroz, quie estará con nosotros próximamente brindando uno de sus cursos. Con actividades como estas abrimos más puertas para que más visitantes se acerquen con nosotros”, dice Carmen.

Un apartado dedicado al.tema de La Cocina mexicana Patrimonio Intangible de la Humanidad según la UNESCO

El incremento y la actualización de las actividades lúdicas y formativas, así como la apertura de su acervo a través de las vías digitales, han impulsado un crecimiento en el número de visitantes a la Fundación Herdez, incluyendo los grupos de turistas extranjeros que van del asombro, el regocijo y el deleite al recorrer las instalaciones y conocer una parte esencial de la historia de México de manera tan complaciente y emotiva.

“También ha habido una transformación en nosotros. A veces tenemos que frenar un poco el entusiasmo ante los grupos y las actividades porque no podemos hacer a un lado contestar mails y todo el trabajo de oficina“, dice bromeando en serio Carmen.

Otra de las acciones principales dentro del esquema de la Fundación Herdez es retomar el acercamiento, la promoción y la interacción con la casi veintena de marcas que integran el Grupo Herdez, entre las que destacan Mole Doña María, Aires del Campo, Barilla, Búfalo, Cielito Querido, Nutrisa y Yemina, entre otras.
De igual modo tiene presencia en Estados Unidos con algunas de estas marcas y otras más como Wholly Guacamole y Don Miguel. También tiene convenios de distribución con empresas como Betty Crocker’s Hägen-Dazs y Fiber One, entre otras.

“Vamos a trabajar con las marcas del Grupo Herdez, a generar visitas a las marcas y a resaltar sus valores. Hay mucho que subrayar y comunicar al respecto, así como ha sucedido con marcas como Mole Doña María, uno de los pilares de este grupo, con una historia que se remonta a la segunda mitad del siglo pasado, con la labor culinaria de la señora Marías Pons Nicoux en San Luis Potosí”, refiere Carmen Robles Beistegui.

www.fundacionherdez.com

Rubén Hernández

Rubén Hernández es director general de Crónicas del Sabor. Periodista cultural con una amplia trayectoria en el ámbito gastronómico. Ha sido editor de suplementos especiales en periódicos como Reforma y El Universal, donde tuvo a su cargo la edición de los suplementos Buena Mesa y Menú, respectivamente. A lo largo de su carrera ha participado y colaborado en diversos periódicos, como Novedades, Unomásuno, El Sol de México, El Nacional, El Financiero, Diario Monitor y 24 Horas, entre otros. Asimismo ha publicado en distintas revistas y publicaciones especializadas como Claudia, Bon Vivant, Epicur, Catadores, Golf Tournament, Hedoné y Soy Chef. Actualmente es también coordinador de Comunicación de Vatel Club México y columnista de Gastrolab, de Heraldo de México.