FIDA: Urge más apoyo a pequeños agricultores ante cambio climático
Subraya el FIDA, organismo de la ONU, la urgencia de incrementar los apoyos a este sector que es fundamental en el esquema de la alimentación mundial
Ante los embates de gran intensidad del cambio climático, con efectos negativos como las devastadoras sequías y las inundaciones, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), perteneciente a la ONU, impulsa a ampliar la escala de la financiación de manera urgente para ayudar a cientos de millones de pequeños agricultores a adaptarse al cambio climático; sobre todo en zonas pobres del Cuerno de África, Pakistán y Nigeria.
“Insto a los líderes mundiales que cumplan sus compromisos de, al menos duplicar la financiación para la adaptación. También les pido que hagan importantes esfuerzos para cerrar la brecha entre las necesidades de los pequeños agricultores y la financiación actualmente disponible”, dice Álvaro Lario, Presidente del FIDA.
Según el Informe sobre la brecha de adaptación elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) correspondiente a 2022 que se ha publicado hoy, se estima que la financiación para la adaptación que se necesita aumentará hasta 340 mil millones de dólares al año para 2030.
Hoy en día, la financiación para la adaptación es inferior a una décima parte de esta cantidad y el déficit de financiación para la adaptación sigue creciendo.
- En 2021 unas 828 millones de personas padecieron hambre en parte debido a los efectos devastadores del cambio climático.
- En el Cuerno de África, al menos 36 millones de personas se están viendo afectadas por la peor sequía de la región en los últimos 40 años.
- Dos distritos de Somalia corren el riesgo de sufrir hambruna de forma inminente.
- En el Pakistán, las devastadoras consecuencias que han causado las inundaciones suscitaron temores sobre el aumento de la inseguridad alimentaria en los próximos meses, con daños y pérdidas en la agricultura y la ganadería estimados en 3 700 millones de dólares.
Los pequeños productores son esenciales para la seguridad alimentaria mundial, sin embargo, solo reciben 1,7 % de la financiación para el clima, a pesar de que producen una tercera parte de los alimentos que consumimos en todo el mundo.
Los 3 mil millones de personas que viven en las zonas rurales de países en desarrollo dependen, en gran medida, de la actividad agropecuaria en pequeña escala para alimentarse y obtener sus medios de vida.
A pesar de ello, se ven afectadas por los intensos fenómenos meteorológicos extremos del calentamiento global. Se prevé que el rendimiento de los cultivos se reducirá hasta una cuarta parte para finales de siglo. En algunos casos, el rendimiento podría disminuir de manera drástica hasta 80 %.
El FIDA intensifica sus esfuerzos para movilizar más financiación para el clima en las zonas rurales de los países en desarrollo, entre otras cosas actuando como recaudador de financiación para el desarrollo procedente de varias fuentes. Se ha comprometido a destinar 40 % de sus recursos básicos a la acción por el clima, centrándose en la adaptación, para el período 2022-2024, en lugar del 35 % destinado actualmente.
El Fondo también está ampliando considerablemente sus asociaciones con el Fondo Verde para el Clima, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial y el Fondo de Adaptación para movilizar fondos adicionales.
Además está diseñando nuevos mecanismos financieros para movilizar financiación procedente del sector privado. En junio de este año, emitió su primer bono de desarrollo sostenible, convirtiéndose así en el primer fondo y el único organismo de las Naciones Unidas aparte del Grupo Banco Mundial en acceder a los mercados de capital.
Entre 2019 y 2021, el FIDA se comprometió a destinar 1 200 millones de dólares a financiación para el clima, la mayoría para actividades de adaptación realizadas en el marco de su programación ordinaria y el Fondo del Programa de Adaptación para la Agricultura en Pequeña Escala (ASAP+), un fondo de adaptación al cambio climático dotado de varios millones de dólares en favor de los productores en pequeña escala.
Los proyectos financiados por el FIDA apoyan una serie de técnicas de adaptación al clima como: cultivos resistentes a la sequía y el riego respetuoso con el clima, e incluyen prácticas favorables al entorno natural como la agroecología, la agrosilvicultura y la mejora de la gestión del suelo.
Los agricultores también pueden utilizar sistemas de alerta temprana, infraestructuras resistentes al clima (como el almacenamiento postcosecha y las carreteras sumergibles) y productos de seguros que ayuden a proteger sus inversiones contra los fenómenos meteorológicos extremos.
Muchas de estas prácticas promueven tanto la adaptación como la mitigación, almacenando el CO2 o reduciendo las emisiones.
Con información del FIDA