Dopff Au Moulin: toda la nobleza de Alsacia
Con una historia que se remonta al siglo XVII, la bodega situada en Riquewihr es emblema del carácter y la fineza de los vinos de esa región
RIQUEWIHR, Francia.- Muchas bodegas suelen ponderar sus tradiciones de familia, pero en el caso de la alsaciana Dopff Au Moulin, dicho arraigo va mucho más allá de lo que otras pudieran presumir, incluso en estas tierras de antiquísimo posicionamiento en la labor vitivinícola. La historia de la familia Dopff se remonta a 1574. Desde entonces, al paso de las distintas generaciones, la bodega ha mantenido un concepto de producción enmarcado en una ética que plantea la elaboración de vinos naturales, con las mejores uvas de sus viñedos y acorde con los métodos tradicionales, sin perder de vista la justa evolución. Su presencia, su historia, su papel de pionera, así como de innovadora a partir de sucesos como la ‘invención’ del Crémant d’Alsace a inicios del siglo pasado, la han posicionado como un icono de la vitivinicultura de la región, inserta además en uno de los poblados emblemáticos del paisaje alsaciano, con ilustre y pintoresca pátina medieval: Riquewihr.
La casona que sirve de sede a la empresa da cuenta fiel de la presencia de Dopff en la crónica del vino alsaciano: etiquetas antiguas, correspondencia comercial de los destinos más lejanos; un salón museo con imágenes, herramientas, documentos de otras épocas; botellas de otros tiempos, entre ellas las del flamante Crémant d’Alsace, la gran aportación en espumosos de Alsacia, y en especial de Dopff: en 1900, en el marco de la Exhibición Universal de París, Julian Dopff presenció una demostración en torno al método champenoise, lo que le dio la idea de experimentar en Alsacia para la elaboración de un vino con segunda fermentación en botella.
“La familia Dopff nunca ha negado que para obtener un Crémant d’Alsace se sigan los pasos específicos para la producción del champagne. Después de dos años de entrenamiento en Epernay, para conocer las peculiaridades del proceso del champagne, Julien Dopff aplicó las mismas técnicas con éxito en Alsacia. Las condiciones climáticas, del suelo y las características de la Pinot Blanc permitieron que la aventura del Crémant d’Alsace llegaran a buen término, siendo actualmente un vino de amplia presencia en Francia y en distintos países”, expresa Philippe Durst, director de Exportaciones de la bodega.
La aportación de Julien Dopff a la industria alsaciana fue aun más amplia. En 1913 tuvo la idea de comercializar sus vinos en el tipo de botella que hoy distingue a los de la Denominación, dando un signo de elegancia a la presentación. Al principio la idea no fue muy bien aceptada por otros bodegueros, ya que argumentaban que era más fácil que se dañaran los vinos en este tipo de envase. La refutación a tal planteamiento la hizo el mismo Julien emprendiendo un viaje ida y vuelta desde Alsacia hasta Australia. Al término del viaje el vino llegó en óptimas condiciones, presentándose en la Exhibición de Estrasburgo en la que el jurado otorgó una medalla de plata, la más alta condecoración posible, por “una particular aportación exitosa”. Esta pequeña revolución tuvo un amplio significado en la proyección del vino de Alsacia en Francia y en el mundo, decretándose como norma en 1972 dicho tipo de embotellado para los vinos de la Denominación.
La pasión de más de 10 generaciones respalda la solidez de esta bodega donde la modernidad y la tradición conviven. Los toneles de acero inoxidable y la maquinaria que hace agiliza los procesos de producción coinciden con las imponentes barricas de centenaria historia. Más de 2 millones de botellas de vinos de Dopff se comercializan anualmente a nivel internacional; alrededor de 50% de Crémant d’Alsace. La tranquilidad de este ilustre pueblo alsaciano no desmerece sin embargo ante la intensa actividad que registra la bodega. Y ni duda cabe de la firme tradición familiar que la sostiene con la presencia de Pierre Dopff, director general de la bodega; así como su hijo Pierre-Etienne, gerente general; y Etienne-Arnaud, gerente de Logística y Desarrollo, quien se incorporó a inicios de la vendimia de 1998.
En el siglo XVII, Jean-Daniel Dopff se estableció en Riquewirhr como panadero y hostelero. Su hijo Balthazard-Georges, nacido en 1667, fue maestro tonelero y el primero de la dinastía que asoció el nombre Dopff al negocio del vino. Dos siglos después, Jean Dopff fungió como gourmet, es decir, comerciante de vinos bajo juramento. Su hijo Jean Gustave retomó su labor y además comenzó formalmente con la empresa actual con el desarrollo de viñedos propios.
“Dopff siempre ha mantenido su vocación inicial como viticultores. Se han conservado y extendido las propiedades familiares; contamos con más de 70 hectáreas de viñedos, llegando a ser uno de los más importantes dominios en el corazón de la región. Los principales están en los alrededores de Riquewihr; en la cuesta sur de Schoenenbourg, tierra de excelente Riesling; y más allá en Hunawihr, Mittelwihr, Hardt de Colmar y Brand de Turckheim. El sueño de muchas generaciones se ha visto realizado, haciendo de esta labor uno de los principales negocios en Alsacia”, refiere Durst.
Advierte que Dopff siempre ha tenido la consigna de manejar altos estándares de calidad en la producción de vinos auténticos y naturales. La regla de oro es elegir las mejores uvas de los mejores viñedos, manteniendo en todos los procesos el mayor control de calidad. A través de esto, es posible poner de manifiesto la más profunda y verdadera personalidad de los vinos alsacianos.
EXPRESIONES EMBLEMÁTICAS DE DOPFF
Sylvaner de Riquewihr: Ligero y frutal; fresco y amable, un vino especialmente agradable.
Riesling de Riquewihr: Un emblema de Alsacia, robusto y refinado al mismo tiempo; complejo y fino.
Gewurztraminer de Riquewihr: Sus notas especiadas dan potencia y elegancia. Su corpulencia va en sintonía con su carácter y sus notas secas.
Pinot Gris de Riquewihr: De aromas especiales y profundidad de color; especialmente corpulento y rico en sus mejores años.
Muscat d’Alsace de Riquewihr: La frescura y la pizca de fina amargura contribuyen a la espontaneidad y a la armonía del vino. Gracias a su carácter seco, abre idóneamente el apetito.
Riesling Grand Cru Schoenenburg de Riquewihr: Uno de los vinos más prestigiados de Alsacia. Las características de suelo dan un carácter único y un aroma inigualable. Ha sido distinguido como uno de los más auténticos vinos alsacianos por la Confrérie St. Etienne, la sociedad alsaciana del vino.
Gewurztraminer Grand Cru Brand de Turckheim: Las especiales características del terruño dan a la Gewurztraminer condiciones inigualables en riqueza de carácter, un cuerpo inigualable y una inusual sutileza.
Gewurztraminer Grand Cru Sporen de Riquewihr: Una muy inusual expresión de la Gewurztraminer y una de las maravillas de la empresa Dopff. De excelente conservación, llega a su esplendor después de tres años en botella.
CON LA COMPLICIDAD CULINARIA
En una tierra de finas y sólidas expresiones gastronómicas, reducto del choucroute, del foie gras y de inigualables manifiestos como el queso Munster, los vinos alsacianos como los de Dopff invitan a un afortunado encuentro con los sabores locales, pero también con otras cocinas como las asiáticas, la peruana y desde luego la mexicana.
Aperitivos: Se sugiere un frutal y ligero Muscat, un Gewurztraminer y por supuesto el emblemático Crémant d’Alsace.
Foie gras: Muy recomendable un Gewurztraminer o un Pinot Gris.
Pescado, mariscos, productos del mar: El Riesling es el complemento ideal para las ostras, así como para pescados de río y de mar. Pescados y mariscos pueden ser igualmente acompañados por Pinot Blanc y Sylvaner.
Espárragos: Los sabores frutales del Muscat lo perfilan como el complemento ideal.
Charcutería, patés, tartes flambées: Sus sabores encuentran la cita idónea con Sylvaner y Pinot Blanc.
Aves: En sus diversas expresiones, tienen un estupendo maridaje con Riesling o Pinot Gris.
Carnes: Las carnes rojas armonizan muy bien con Pinot Noir y Pinot Gris; los riñones van excelente con Pinot Gris y Gewurztraminer.
Cocina oriental: Para los platillos chinos, japoneses o vietnamitas, Gewurztraminer es la opción de principio a fin de la comida.
Quesos: Un Munster puede apreciarse magníficamente con las notas especiadas y florales de Gewurztraminer. Los Sylvaner y Pinot Blanc son el justo acompañamiento de quesos ligeros o procesados. Los quesos de cabra o gruyere van perfectamente con Pinot Noir.
Fotos Crónicas del sabor y cortesía