Barón de Rothschild anima una fiesta de sabores mexicanos
Barón Philippe de Rothschild y Mouton Cadet; Languedoc-Roussillon y Burdeos, expresan su carácter e identidad en una celebración culinaria en torno al chile en nogada
Siempre con la originalidad y la fineza que les caracteriza como empresa y promotora de la cutura del vino, Everest Wines & Spirits realizó recientemente la presentación de algunas etiquetas representativas en su portafolios en México de Barón de Rothschild, comenzando con su espléndido y fino Chardonnay, procedente del Sur de Francia, con el que Tania Alvarado, directora de Marketing y de Relaciones Públicas de Everest, nos recibió en el flamante escenario de Grana Sabores de Origen.
Se trata de un acogedor restaurante situado en un fino hotel boutique en la calle de San Jerónimo: los dominios conceptuales, emocionales y lúdicos envueltos por la figura de Sor Juana Inés de la Cruz.
Una velada de muchas emociones, de momentos lúdicos y de originales experiencias, ya que en esta ocasión también representó un acercamiento con otra de las marcas asociadas con el escudo de Rotshchild: Mouton Cadet, el concepto que revolucionó y catapultó en una moderna dimensión la presencia de Burdeos en las mesas y las cavas de todo el mundo. Para esta presentación además contamos con la presencia de Kelly Cercleron: Brand Ambassador en Latinoamérica de Barón Philippe de Rothschild y Mouton Cadet.
Kelly tiene una amplia experiencia en el mundo vinícola y buena parte de su formación profesional la llevó a cabo en Burdeos. Actualmente reside en Chile, país en el que Rothschild tiene presencia, desarrollando productos tan exitosos como Los Vascos. Kelly visita México por primera ocasión, y promete otros viajes a nuestro país, ya que es un territorio estratégico en el reposicionamiento y actualización de estas marcas en el panorama vinícola internacional.
La bienvenida para la embajadora y promotora de tan ilustres marcas no pudo ser más elocuente, ya que precisamente el contexto para disfrutar y conocer más de sus etiquetas fue precisamente la preparación del platillo de la temporada: los chiles en nogada, bajo la dirección del chef ejecutivo del lugar: Jorge Diez Martínez.
Así, en este antiguo inmueble que alguna vez fungiera como molino y que ahora es un bellísimo oasis justo en el corazón de la capital mexicana y con una decoración y un concepto interiorista de expresiva elegancia, se llevó a cabo esta seductora experiencia de cocina mexicana y vinos franceses.
La afanosa velada en la que los comensales participaron en la elaboración del barroco manjar en la cocina abierta del lugar y bajo la guía paciente y puntual del chef Diez Martínez, fue también la oportunidad para apreciar tres seductoras etiquetas: dos de ellas del pays d’Oc, con el sello Barón Philippe de Rothschild, y otro más con la rúbrica de Mouton Cadet, el feudo bordalés constituido en 1930, pero con un legado ancestral en el mundo del vino, y que desde 2014 ha emprendido una dinámica evolución bajo la guía de Philippe Sereys de Rothschild.
El Chardonnay es un suave y discreto acompañante de momentos de convivencia y deleite gastronómico, un anfitrión de lujo antes de pasar a la mesa, con su suave melosidad, su floralidad sugestiva y la frescura que abre la golosidad de los comensales.
Elocuente, con una fina frutalidad, dueño de un carácter que seduce con su suave tanicidad es el perfil del Pinot Noir, de pulimentada hechura que entabló un sabroso diálogo con el chile en nogada. Y en la tesitura de ser un deleite con guión propio,con una modernidad sustentada en un discurso de matices clásicos, llegó a las copas el Mouton Cadet Hèritage, la etiqueta que rinde reconocimiento y homenaje a los años de surgimiento de la bodega, con la estampa que precisamente portó en sus inicios.
Es una mezcla de Merlot, mayoritariamente, con Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc. Su herencia y su estirpe además se traduce en un vino de ataque redondo, rico en frutas frescas, como arándano, grosella y cereza; con taninos potentes pero muy cincelados, con notas de especias dulces, como canela y vainilla, en sintonía con una agradable frescura.
Noche de sabores barrocos, de búsquedas culinarias en un ambiente y en una cocina abierta que anima a la conversación, a la convivencia; pero que también, en esta ocasión tan especial nos enlaza con las palabras de una estupenda embajadora de marca a la esencia de una gran familia qua ha marcado un tramo importante en la ruta del vino francés y que sigue sembrando y cosechando satisfacciones en países de entusiastas paladares, como es México.